Poco a poco se van apagando los ecos de lo que parece ser más que un proceso legal, un circo mediático impulsado por algún con expectativas proselitistas, ya que como este ha habido infinidad de casos que por desgracia han sido tratados casi desde el anonimato, a lo largo de todo este tiempo los medios periodísticos emplearon horas y horas en análisis de todo tipo, pero la cruda realidad es que hoy queda el sabor amargo de una justicia débil e influenciable, un claro ejemplo de esto es el fallo obtenido, donde ni siquiera se supo quien fue el autor del golpe asesino que le ocasiono la muerte al malogrado Fernando, ahora seguirá una larga batalla legal de apelaciones infinitas, donde las familias de ambas partes deambularan por años en los juzgados pidiendo justicia, unos para lograr más penas y los otros para conseguir beneficios que seguramente con el paso del tiempo de a poco irán logrando, no olvidemos que la cárceles están llenas de pobres, analfabetos y una gran parte de ellos de inocentes, desde siempre se sabe que para los adinerados hay otra justicia, como en este caso, pabellones especiales, apartados de la población común, provisión de colchones de manera inmediata entre muchas otras cosas más, si hubiesen sido presos comunes, los esperaba una celda plagada de chinches, con un poco de suerte un colchón rotoso y sucio y una letrina despidiendo olor a excremento durante todo el día, pero como decía antes, para los ricos hay una justicia y para los pobres otra y ni hablar si son policías caídos en desgracia por causas armadas que se les suma además el odio ideológico de grupos DD.HH para que los condenen sin pruebas y de presiones a jueces pusilánimes, basta con ver los casos de Fermín Basualdo, Jose Cácere, Ernesto Conti, Gerardo Luna, Hugo Canova, Alexis Fleitas, Franco Sosa, Agustín Díaz, Enzo Gómez, Luis Zapata, Daniel Expósito, Juan Perez, Fernando Abraham, son solo algunos de una vastísima lista que llevaría días enteros si se la quisiera leer.