16 de septiembre de 2023
UN RECONOCIMIENTO DE INFOPRESSLAPLATA PARA LUIS CHITO VIZCARRA

La suerte de tener en la Plata personas que vinieron a compartir y dar lo mejor.
Aqui tengo el gusto de repetir una nota de un amigo y mejor persona. Viejo peronista, pena que los filtros de el egoísmo político tapan a los buenos dirigentes. Chito de gran familia y trabajadores.
Respetado por donde camina. Hombre de campo, palabra y derecho en su trato. Lo tenemos en La Plata, gran político y experimentado . Es peronista , pena que el egoísmo de la dirigencia no lo ve. Aún así, ayuda y tiene aportes para la ciudad. A sus amigos nos puso feliz que desde sus raíces lo reconozcan después de 50 años. Se lo merece. Todo llega.
"Dos almas unidas, en Juventud Unida". En lo más profundo de un pueblo lleno de encanto, donde las calles guardan historias de amor y quebranto, vivían seis hermanos, de espíritu noble y audaz, cerca de la panadería vieja, en la calle O'Higgins, entre Mendoza y San Luis, donde los sueños se cumplen sin fin. En un rincón del barrio, entre ligustros, potreros y sueños, los hermanos Vizcarra, danzaban con empeño. Bajo el embrujo de la guitarra, con pasión desmedida, descubrieron el deporte en Juventud Unida. Seis hermanos varones vivían a una cuadra, cerca de la panadería vieja, donde el aroma a pan horneado, se mezclaba con la pasión que los aqueja. El tercero, Chito, con la pelota en sus pies, un mago del balón, en las canchas se hacía ver. Y el morrudo menor, Pipo, el siguiente, su sombra siempre detrás, con su armado y destreza, buscando brillar más. En Juventud Unida, su corazón palpita, en cada encuentro, su pasión infinita. El rojo y blanco en su pecho, con honor portaban, y en cada partido, el alma dejaban. El folclore, su compañero, marcaba sus pasos, con gambetas y regates, dejaban sin abrazos. La hinchada vibraba, al ritmo de su aliento, mientras los hermanos Vizcarra brillaban con talento. Pero el destino, en su andar desalmado, jugó una partida cruel, separando al escopetado. Una millonaria venta apareció por Chito, por su talento, y Pipo, con temple, siguió el trayecto. El menor, aún con fuego en las venas, siguió adelante, con la pasión que lo envolvía, como un tango constante. Llevando el nombre de su hermano como bandera, en cada partido, honraba su legado, su estirpe entera. En Juventud Unida, el apellido Vizcarra, seguía resonando con fuerza en cada barra. Chito, con el arco entre ceja y ceja, con gran laurel. Pipo, con la herencia y el fuego en la piel. Así, en el barrio, se escucha su historia, los hermanos Vizcarra, en busca de la gloria. En cada partido, su legado se dibuja, dos almas, unidas en Juventud Unida. En cada paso, en cada gol, su melodía resuena, dos hermanos, unidos en la pasión que los condena. Y así, en la cancha y en la milonga, se escribe su destino, Pipo brillando años en La Plata, y su retorno en el ochenta, regreso cuasi divino. La guitarra acompaña su valiente camino, donde la pasión y el amor son su destino. En cada estadio, en cada melodía, los Vizcarra bailan el folclore de la vida. Y así, los hermanos Vizcarra forjaron su legado, en Juventud Unida, su amor quedó grabado. El tiempo pasó y la vida siguió su curso, pero su historia perduró, como un tesoro inmenso y puro. Pipo, en su regreso triunfal a la tierra querida, encontró al pueblo esperándolo con alegría. El estadio se llenó de aplausos y emoción, un reconocimiento merecido para su pasión. Chito con su venta al club del otro lado de la vía, pagó las deudas de la institución, en forma de proeza. El destino sonrió a Juventud Unida aquel día, y el alivio se sintió en cada corazón con certeza. Sus años de esfuerzo y sacrificio dieron fruto, Chito, un héroe silente en su valentía. Con paso firme y decidido, sin un minuto de luto, devolvió la grandeza a la entidad que tanto quería. La venta de sus sueños no fue en vano, con cada moneda, rescató su amor de antaño. La llama de la esperanza volvió a brillar, y Juventud Unida renació para triunfar. La hinchada coreaba su nombre con fervor, su entrega en cada partido, un ejemplo de honor. Y en el corazón del barrio, eternamente vivirá, la leyenda de los Vizcarra, que nadie olvidará. Y así, entre abrazos y lágrimas de felicidad, Pipo se despidió de las canchas con humildad. Dejó su legado en las nuevas generaciones, inspirando a los jóvenes con sus gestas y emociones. Juventud Unida siempre llevará en su escudo, la historia de estos hermanos, unidos en lo más profundo. El folclore y el fútbol se entrelazan en su gloria, dos almas que dejaron una huella en la memoria. En el pueblo, sus nombres seguirán susurrando, una historia de pasión, de lucha y de encanto. Y en cada rincón de aquel barrio querido, se escuchará el eco de la guitarra en los latidos. Así concluye la historia de los Vizcarra en Juventud Unida, dos almas unidas por siempre en la vida. Seis hermanos, cada uno jugó en la primera, un legado de pasión que nunca se apagará, en el corazón del pueblo, eternamente brillará. (Dedicado con mucho respeto y cariño para los hermanos Ángel, Miguel, Abel, Chito, Pipo y Daniel Vizcarra, todos jugadores de la primera división de Juventud Unida, hijos de Ramón Vizcarra, un gran N° 9 desde la fundación del CAJU).
Abrazo grande CHITO, realmente todo llega.