Sábado 23 de Agosto de 2025

22 de agosto de 2025

Comunicado Público A la ciudadanía, a los organismos de control, y a quienes aún creen en el valor de la vida por encima del mercado:

Hoy nos vemos obligados a alzar la voz frente a una tragedia que no es casual, ni aislada, ni inevitable. Un centenar de muertes recientes, provocadas por la aplicación de un inyectable adulterado que ingresa directamente al torrente sanguíneo, nos obliga a revisar con urgencia las decisiones políticas que permitieron esta catástrofe.

El fentanilo, opioide de altísima potencia, circula hoy sin trazabilidad en nuestro país. Y esa ausencia no es fruto del descuido: es consecuencia directa de maniobras administrativas que desmantelaron los controles que alguna vez existieron. En el año 2011, la ANMAT fortaleció el sistema de trazabilidad mediante la ampliación del Listado de Ingredientes Farmacéuticos Activos (IFA). Este listado, creado para evitar el desvío de sustancias sensibles, incorporó nuevas medicaciones y elevó la barrera de control. En 2012, mediante la resolución 1832/12, se incluyó el fentanilo en dicho listado, asegurando su seguimiento riguroso. Aún en 2013 y 2015, se reforzaron los mecanismos de vigilancia, consolidando una política de protección sanitaria. Sin embargo, en septiembre de 2016, se dictó la resolución 10564/16. En su artículo 11, se modificó el Anexo I del listado IFA, excluyendo al fentanilo del sistema de trazabilidad. Esta decisión, lejos de ser técnica, tuvo consecuencias letales: liberó la circulación de un opioide que, sin control, se convirtió en herramienta del narcotráfico y en veneno para los cuerpos más vulnerables. La trazabilidad comercial no es un capricho burocrático; es una barrera ética contra el mercado de la muerte. Quien la crea, protege. Quien la deroga, habilita. Hoy, el Estado debe responder por las vidas perdidas, por las familias destruidas, y por el silencio que encubre esta cadena de responsabilidades. No se trata sólo de una sustancia; se trata de una política de Estado que abandonó su deber de cuidado y abrió las puertas al crimen organizado. Exigimos la restitución inmediata de la trazabilidad del fentanilo. Exigimos que se investigue quiénes se beneficiaron con su desregulación. Y exigimos que la salud pública vuelva a ser un límite infranqueable para el negocio de la muerte. Porque detrás de cada ampolla adulterada hay una firma, una omisión, y una decisión política. Y detrás de cada cuerpo caído, hay una verdad que no puede seguir siendo negada.

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